martes, 3 de mayo de 2011

Crítica a mis extrañas de mis entrañas

Es agradable y delicioso el té cuando se toma en buena compañía. Hasta parece que le sobra azúcar y ni siquiera se le ha puesto.

Cogiendo la taza como los ingleses, teniendo el dedo pequeño más expresivo que en otras ocasiones. A medida, que se va acercando la taza a los labios, se hace que la mirada sea visible para que sepan que estás escuchando. Que sepan que ríes y sonríes con la mirada.

Es desagradable y fastidioso el té cuando lo tomas con extraños que se pensaba que eran buena compañía. Debe ponerle cuatro bolsas de azúcar, aunque sea a una taza vacía.

Ya no se coge la taza con estilo. Mientras se toma el té, la mirada ya no es visible. Le dicen algo que le dan ganas de devolver. Se limita a decir que sí sonriendo, mirando la taza sin té y sin azúcar.

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