De todos los caprichos que he podido disfrutar, nunca había tenido uno tan grande. El capricho como amor. Nunca digas nunca. No quiero ser empalagosa y menos pastelosa, pero adoro los mimos. Tener los pies en el suelo ha hecho que encontrara por pura casualidad mi capricho. Ahora es cuando me dirijo a él como amor.
La alegría destaca en mi ser aunque problemas tuviera antes. Es increíble cuando puedo expresar mi alegría, mi cariño y mi comprensión. Dejarse querer. Pero me temo que tengo la tendencia de acomodar mis ideas para que concuerden con las de él.
He llegado a odiar la luz de la luna porque es hermosa y él no está conmigo para contemplarla. De tal manera, que siempre recuerdo como lo conocí.
Despertar con un beso de bueno días, significa el triple o más de lo que uno se puede imaginar. Sentir un abrazo y las caricias de cuando me hago la dormida, no son más que puras palabras que no se asemejan al sentimiento.
Puedo entrever la silueta de su cara entra la luz y la oscuridad del amenecer. Aprovechar los momentos es algo que valoro, así que empiezo a observar su cuerpo mientras vuelve a dormirse. Su cuerpo es perfectamente atractivo a mi gusto. Me lo comía a besos.
Pero tal vez, alguien ha estado enamorado alguna vez, también, y sabe lo que eso significa. Si lo ha estado, no necesito explicárselo; si no lo ha estado, no puedo explicárselo.