lunes, 16 de mayo de 2011

Cabalgando en mi unicornio y mi limonada de limón

Increíblemente increíble cuando se posee cultura y ha sido instruido. Y cuando se está dotado de inteligencia. Se debe a que adquirimos un conjunto de conocimientos e ideas gracias a la lectura, el estudio y el trabajo. Además, tenemos la capacidad de aprender, razonar y comprender. Aunque en algunos casos parezca lo contrario.


Increíblemente increíble cuando dices que estudias números o letras. Depende de lo que digas, te estarán haciendo una estadística de tu nivel de cultura y/o de inteligencia.


Increíblemente increíble cómo cambian las personas cuando hablan de otra sin tener una cultura de dicha persona y actuando con poca inteligencia al respecto. Igual que se actúa con poco conocimiento de lo que pasa cada día.


Una crisis detrás de otra. Yo también tengo crisis. Pero parece que hay que ponerle un adjetivo para que quede claro como estamos de mal. En mi caso, podría decirse que es personal.


Y solo nos limitamos a quejarnos y no hacer nada. Quejarnos de lo que no hemos podido hacer en el día, de que falta tiempo o quejarnos de cualquier hecho con tal de ser el centro y la víctima.


En cambio, podemos salir los fines de semana. ¡Qué cojones! Y entre semana. Tener modelitos de ropa para cada día, aunque seamos los más innovadores, ingeniosos y creativos.


¿A qué se debe que una percepción que no se ajusta tenga tanto éxito? En parte al narcicismo pavoroso de una edad de oro.


La percepción sesgada de la propia juventud de confundir con los que escriben y leen, junto con la lectura acelerada de un informe, han contribuido a una famosa sensación de crisis.


“En Chile hay chilenos. Comen enchiladas. ¿Y por qué son pobres? Porque no hay recursos. ¿Y cuestionas que soy culto?”

No hay comentarios:

Publicar un comentario