lunes, 24 de octubre de 2011

El gris como exageración de la desintoxicación del rosa

Pensando estuve en lo que, por desgracia, vi. Tenía mucha expectación y mucho que seguir. Tenía poca lógica y poca coherencia, eso sí, mucha creatividad.

Miles de caras de silicona, extensiones, taconazos, músculos, cuerpos ceñidos, maquillaje como protección y gafas de pasta. Por supuesto, preguntas y papeles que confirman los hechos. Entre personas que al principio son amigos, después son enemigos y acaban como conocidos pero diciendo “Adiós guapa”. Después cotillean o mantienen secretos, al menos intentarlo. Y, empiezan y acabar las frases con “preciosa” y “guapa”. Donde la conversación se basa en gritos y en escuchar poco, por no decir casi nada. Se pasan callando al otro y pidiendo respeto. Pero con algo de movimiento, como levantándose o moviendo las manos.

Tardes perdidas ante un caja que evita que coja mi libro. Mis ojos rojos de cansancio no se apartan de los rumores y mis oídos no hacen más que sentir palabras.

En este momento, echo de menos el diálogo, el intercambio de información, el habla. Igual me han engañado y ahora no paro de ver la televisión. Me quedo sin inspiración.

Necesito una dosis de noticias rosas.

Il

Je devais être une reine. Il m'a fait sentir, et aussi, Il m'a donné terrains.