martes, 30 de agosto de 2011

¡Qué no se escape!

De todos los caprichos que he podido disfrutar, nunca había tenido uno tan grande. El capricho como amor. Nunca digas nunca. No quiero ser empalagosa y menos pastelosa, pero adoro los mimos. Tener los pies en el suelo ha hecho que encontrara por pura casualidad mi capricho. Ahora es cuando me dirijo a él como amor.

La alegría destaca en mi ser aunque problemas tuviera antes. Es increíble cuando puedo expresar mi alegría, mi cariño y mi comprensión. Dejarse querer. Pero me temo que tengo la tendencia de acomodar mis ideas para que concuerden con las de él.

He llegado a odiar la luz de la luna porque es hermosa y él no está conmigo para contemplarla. De tal manera, que siempre recuerdo como lo conocí.

Despertar con un beso de bueno días, significa el triple o más de lo que uno se puede imaginar. Sentir un abrazo y las caricias de cuando me hago la dormida, no son más que puras palabras que no se asemejan al sentimiento.

Puedo entrever la silueta de su cara entra la luz y la oscuridad del amenecer. Aprovechar los momentos es algo que valoro, así que empiezo a observar su cuerpo mientras vuelve a dormirse. Su cuerpo es perfectamente atractivo a mi gusto. Me lo comía a besos.

Pero tal vez, alguien ha estado enamorado alguna vez, también, y sabe lo que eso significa. Si lo ha estado, no necesito explicárselo; si no lo ha estado, no puedo explicárselo.

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