miércoles, 6 de octubre de 2010

Lineas en el suelo

Tengo las manos negras de tanta disolución hecha esta mañana. Tengo dos pepitos en la cara. Tengo unos mocos que ni yo los aguanto. Me duele al respirar. Tengo una botella de agua a mano y un papel de váter. Tengo una aspirina que me ayuda a sanarme. Tengo una chaqueta para no pasar frío. Tengo una bufanda para taparme el cuello. Me siento sola.
Hacía ya un tiempo que por mi cabeza sobrevolaba una incomodidad. En aquel entonces, solo sabia que yo era consciente de lo que hacía. Ahora se que no. Que no solo lo pienso yo, sino los que hacen que no me sienta sola. Por eso, me sentía sola. Y digo "sentía", en pasado.
He tropezado más de una vez, pero me he vuelto a levantar y con estilo. Esta vez, me he dado cuenta que me he topezado una vez. Esta tarde me he levantado, me he limpiado las rodillas del golpe, ahora queda volver a acostumbrar las piernas.
Y he llegado a la conclusión de si aun estoy en el suelo, de haberme tropezado antes de levantarme, y que por eso voy coja en ciertos ámbitos. Una caída que ha servido como consecuencia de todas las que vienen ahora, una de las cuales es de la que me acabo de levantar.
Espero que no sea así. Y si lo es, no quiero volver a caminar para no tropezarme.
Seré capaz de mirar al suelo y esquivar para no caer, ya que pienso igual o almenos parecido que los que hacen que no me sienta sola.

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