" En cambio, el sentimiento de culpa caía sobre él como una ducha de agua sucia que le calaba la piel y penetraba hasta las entrañas, pudriéndolo todo poco a poco como la humedad corroe las paredes de las casas. "
Hermosa flor que me alegras el día, no te caigas ahora, yo te cambiaré el agua y de lugar, si quieres. No quiero que me dejes, no quiero dejarte escapar.
Me encantas y por eso te quiero preciosa.
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