Mientras se alejaba después de
darle su último beso, comprendí porque lo hacía. Nadie le había querido tanto y
nadie había hecho tanto sacrificio por ella.
Las tonterías rondaban por su
cabeza hasta estancarse completamente en no continuar. Durante un tiempo fue
inofensiva pero llegó a la conclusión que nadie le tiene que hacer daño. Se
sintió orgullosa.
Así que, empezó a desconfiar cosa
que le llevó a la confianza. No puso nada fácil las cosas para continuar
juntos. Hacía exámenes donde el tiempo era el tema.
Al final de tanto dolor,
aparecieron las mariposas que salieron de sus capullos. Y se sintió como ella
quería: una reina en su reinado con tierras dadas por el rey.
Pero resulta que era el último beso
antes de volver a verle cuando la viniera a buscar en su carruaje y llevarla a
los aposentos.
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