Ella, frágil y feliz, fuerte y triste.
Se dió cuenta de que nada era lo que ella creía. Nada es lo que parece, le solian decir. Pero ella era feliz, y lo sabía perfectamente.
Sabía muy bien que no se recibe al momento.
Sabía muy bien que no se recibe de la misma manera que uno da.
Sabía muy bien que si continuaba pensando en recibir y dar, acabaría rompiéndose.
Sabía muy bien que si seguía en esto, dormiría poco.
Sabía muy bien que tenía que tirar pa'lante.
...
Hasta que que se colapsó.
Buenas noches señorita risueña!
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