Explícame esa tarde. Fue estrambótica, inesperada. Todo fue fluyendo, nada estaba pensado. Se podría decir, una tarde de locos. De locos por querer vivir sin ninguna norma.
Pasamos las horas como quien consume la ceniza de un cigarro.
Entre cafés que nos alteraban, humo que nos cegaba la vista, cojines que nos acomodaban el alma.
Pasamos las horas como quien consume la ceniza de un cigarro.
Entre cafés que nos alteraban, humo que nos cegaba la vista, cojines que nos acomodaban el alma.